sábado, 24 de mayo de 2014

Crónica de una muerte anunciada - Gabriel García Márquez



«El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.»

Un comienzo kafkiano como aquel desentumece la impasividad de cualquier lector y lo encarrila en el sendero de un relato emocionante, plagado de personajes cuyos espíritus resonarán en su cabeza por un buen tiempo.

Novela breve, pero trepidante, Crónica de una muerte anunciada es el exitoso intento de García Márquez por llevar a la ficción un hecho real que ocurrió en Sucre, lugar en el que vivió una corta temporada con su familia y donde la violencia hacia metástasis aceleradamente.
Todo el pueblo estaba enterado de que los hermanos Vicario asesinarían a Santiago cual si fuera un toro en el camal. Los propios gemelos Vicario se encargaban de anunciárselo a cualquiera que se cruzara en su camino. Todos, excepto el propio Santiago, sabían sobre el sangriento acto que estaba a punto de suceder, aunque consideraban que las bravuconadas verbales de los Vicario eran producto de la borrachera del día anterior, borrachera que se habían pegado en honor de la boda de su hermana, Ángela, con un advenedizo y acaudalado empresario llamado Bayardo San Román.



Que don Bayardo descubra, en el lecho nupcial, que Ángela no era lo virgen que se suponía debía ser, desencadenará una serie de confusiones, magistralmente narradas por García Márquez, que terminarán con dos hermanos ansiosos por ver discurrir la sangre de un despreocupado Santiago Nasar.

Santiago se enteraría del peligro que corría únicamente cuando estuviera en frente de los hermanos Pedro y Pablo Vicario, éstos últimos blandiendo sendos y enormes cuchillos para destazar vacunos.


Aquellas personas que tomaron en serio las amenazas de los gemelos estuvieron dispuestas a alertar a Nasar, pero jamás dieron con él. Como dice acertadamente uno de los personajes de esta corta pero magnífica novela: «La fatalidad nos hace invisibles.»