domingo, 24 de enero de 2016

The hateful eight

Manolo -mi hermano- y yo quedamos en ir al cine. Como buenos seguidores de la filmografía de Quentin Tarantino, no podíamos dejar de ver su última entrega: "The hateful eight".
 
Hasta el momento en que nos sentamos en las butacas de esa sala casi vacía, "Pulp fiction" era, para mí, la obra cumbre de Tarantino. Sabía que la octava película de Quentin ("The hateful eight") duraría aproximadamente tres horas. Esta extensión me hacía sospechar que no presenciaría una historia compacta y contundente; por el contrario, estaba casi convencido de que podría estar ante un bajón en la producción casi genial del mencionado actor, guionista y director americano.
 
"The hateful eight" es una película de diálogos y pocos escenarios. La mayoría de la historia ocurre en una carreta y en una mercería. En este último escenario, llegan a su clímax las tensiones cuyo desarrollo espectamos ávidamente. Los diálogos son geniales, memorables. Hay ironía, sarcasmo y un enfrentamiento desternillante con las verdades de cada uno de los personajes, interpretados  por un brillante elenco.
 
De por sí, los diálogos son la vedette de la película, sin embargo, Tarantino no defrauda a aquellos que esperan ser testigos de hervideros de sangre y cráneos que son pulverizados a punta de balazos.
 
Esta película te hará sentir que tres horas pueden sentirse como si fueran una sola. Querrás que la película no termine nunca.
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario