MPM era una empresa constructora, sin gloria a futuro ni pasado apoteósico, que había nacido en este país de caos y miseria a fines del los años 80.
Esta empresa constructora tenía entre sus principales activos la presencia de dos “compañeros” apristas.
Se deduce que, desde su creación hasta antes de que García asumiera el mando presidencial, la empresa constructora MPM dormía profundamente.
Y como no hay mal que dure cien años, cuando Ala García asumió el poder, y con él toda la cohorte de apristas oportunistas y aprovechadores (perdonen el pleonasmo), la empresa MPM vio la luz. El año 2006 estaba signado para ser el inicio de la era lucrativa de la constructora.
Fue, pues, que en el 2006, MPM obtuvo la licencia para firmar contratos con entidades públicas. Había recibido la bendición del OSCE (Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado).
Y desde esa fecha hasta ahora, MPM ha facturado más de 500 millones de soles en contratos con el Estado, más específicamente con Sedapal y el programa Agua para todos. Porque es en estas entidades que MPM cuenta con arcanos y cazurros contactos.
En estos tiempos, ser aprista es el medio más rápido y efectivo para hacer dinero.
Como me comentaba mi papá, seguramente que esa empresa MPM se constituyó con un capital irrisorio. Pero ahora hay que ver las camionadas de dinero que se han levantado en colusión con funcionarios apristas (malos funcionarios, o sea).
No hay que creer que los contratos que firman con Agua para todos, son contratos respetables y transparentes. No, señor. Perú 21 afirma que MPM tiene el cuajo de no respetar los presupuestos que establece y que suele aumentar sus costos a más del 10%.
Qué duda cabe que en este país, si quieres triunfar, sólo tienes que aliarte con la gente más “picuda” (como dicen los mexicanos) o de más influencia.
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