Los
circos que presentan animales siempre me han parecido sombríos. Pueden ser
circos fastuosos, elegantes, caros, pero la presencia de los animales me
deprime. Ellos (los animales) y yo (otro animal) sabemos que ese no es nuestro
lugar. Lo nuestro es la libertad.
Prefiero
los circos que solo tengan payasos, pero no payasos refinados ni maricones,
sino payasos que me hagan reír de verdad. Por eso, este último domingo 27, asistí
al circo del Chino Risas, ubicado en El Agustino.
Al
Chino Risas, al Mostrito Luis y a la Gorda Sexy los sigo desde la Alameda Chabuca
Granda en el Centro de Lima, a ellos y a otros que no he visto en esta nueva y,
espero, venturosa empresa del Chino, como a Shagui y el Cholo Juan. Todos estos
cómicos que he mencionado son estupendos porque son creativos y audaces, rompen
el molde. Pero quien descuella nítidamente es el Chino Risas. Sin duda,
Barraza, Melcocha, Kike Suero y el Chino me parecen los mejores cómicos del
país. Estos cuatro tienen creatividad, ingenio y rapidez, elementos
indispensables para sobresalir en cualquier actividad, sobre todo en el
humorismo.
El
circo del Chino es pequeño, casi casi un circo de barrio, mas el espectáculo
que ofrece él y sus colegas es insuperable. Con pocos recursos, el Chino se
adueña del escenario y no para de arrancar carcajadas a la audiencia.
No
solo el show estuvo genial sino que, además, hubo puntualidad y orden, aspectos
que ya no se perciben en los espectáculos orquestados y anunciados por todo lo
alto en televisoras y radioemisoras.
Definitivamente,
si quieres reírte de verdad, el Chino Risas y su mancha son la voz.
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