viernes, 8 de octubre de 2010

Gracias Mario

Desde que conocí la literatura de Mario Vargas Llosa, quedé totalmente fascinado y me propuse tratar de ser un escritor.

Luego de haber, a los 9 años, tenido un contacto parejo con la creación de ficciones y con la lectura, sobre todo las lecturas de suspenso de Agatha Christie o las obras de Arthur Conan Doyle, tuve una ruptura con tan apasionante ocupación.

Durante la adolescencia leía algún que otro libro, pero el numen de la creación literaria se me apagaba gradualmente.

En la universidad, por azar, me matriculé en el curso electivo de Literatura Peruana. Allí conocí a Claudia. Y también, por insistencia de ella y del curso, pero sobre todo de ella, leí a Mario Vargas Llosa. Y tuve ese primer contacto con ese endiablado escritor mediante su libro Conversación en La Catedral, monumental novela que narra de manera magnífica la situación política de los años 50. Quedé maravillado con la técnica que emplea Vargas Llosa para concatenar las diferentes escenas que componen al libro y, máxime, para enlazar el pasado y el presente sin sobresaltos, de manera llana y suave, sin que el lector se percate de esos saltos hacia atrás y hacia adelante.

A partir de ese momento emprendí la deliciosa tarea de leer todos los libros de Mario que no había leído y los que el escritor pensaba escribir. Clara muestra de la maestría de las calidades literarias de este egregio escritor peruano se encuentra en su obra La Guerra del Fin del Mundo, una novela que sobrepasa, si acaso, el carácter total que ya se venía germinando en Conversación en La Catedral. No poco esfuerzo le debe haber costado a ese genio peruano crear una obra en la que todos los personajes principales de la novela tiene voz y, al unísono, dan cuenta de la ominosa guerra que se libraría entre las huestes de la república y las masas de los sertones brasileros.

A modo personal, y no quiero faltarle el respeto a él, Mario Vargas Llosa ha sido mi maestro. Las enseñanzas de un maestro son aquellas que uno asimila con gusto y facilidad, sin darse cuenta del esfuerzo intelectual que uno hace al momento de absorberlas.

En el pequeño librito que publiqué en julio de este año, Latidos del Asfalto, en un par de cuentos y, más flagrantemente, en el cuento Dinero, hago uso de la técnica del flashback de MVLL para estructurar ese episodio. No estoy ni estaré a la altura de la pluma de MVLL, pero siempre le agradeceré sus novelas y los estados de emoción, indignación y asombro que me causaron las historias que pergeñó.

Muchas gracias, Mario, por todas esas ficciones y apólogos que nos has legado. El premio Nobel no hace más que hacer más patente tu condición de escritor universal que ya te habías ganado desde que publicaste La Guerra del Fin del Mundo y tus muchos otros éxitos.

1 comentario:

  1. Danielll, ayer lei tu libro, no soy ningun critico ni naa de esa webadas xq en realidad casi no he leido ni mierda... este seria el 6to libro en mi vida, pero para serte sincero solo me queda decirte q pienso que el libro tranquilamente pudo haberlo escrito Eric cruces Mayhua...suerte Daniell

    ResponderEliminar