miércoles, 17 de septiembre de 2014

Bajo la misma estrella - John Green

La chica, una niña de quince años que apoya a su madre en la venta de libros, me dijo que si no lloraba con “Bajo la misma estrella”, no tenía alma, no era un ser humano.  

No soy un ser humano. He leído “Bajo la misma estrella” sin derramar una lágrima, sin mostrar emoción alguna, quizá alguno que otro bostezo. No es el tipo de literatura que busco, pero quise probar si un texto era capaz de conmoverme hasta las lágrimas como sí lo hacen algunas películas, no necesariamente películas románticas. Por ejemplo, siempre se me humedecen los ojos cuando Cameron Poe (Nicolas Cage) se rencuentra con su esposa e hija luego de que termina su odisea en el avión de convictos al mando de Cyrus “The Virus” (John Malkovich).

Ni la película homónima pudo conmoverme. Esperaba que ciertas escenas del libro, interpretadas adecuadamente, me hicieran llorar como una nena; pero no. Quienquiera que haya dirigido esa película, ciertamente no supo explotar pasajes conmovedores, o que pudieron ser muy conmovedores, del libro.

Para no aguarles la fiesta a quienes aún no han leído la novela, diré que, cuando la enfermedad de uno de los personajes reaparece, mientras que en el texto el susodicho está demacrado y casi irreconocible, en la película el personaje se muestra como si apenas hubiera sufrido un leve catarro.


Definitivamente, este tipo de literatura no es para mí.

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