El
diario Perú 21 del día 03 de octubre recoge la siguiente declaración de la
modelo y empresaria peruana Mónica Chacón: “Hoy, el mundo de la moda mira a las
cholas como yo”.
Últimamente,
creo que debido a las nuevas presiones pseudo moralistas que propugnan la igualdad
en la sociedad, mucha gente –sobre todo aquella que pertenece a la farándula,
como la antedicha señora- que antaño no se describía a sí misma como “cholo” o “chola”,
ha empezado a identificarse con esos calificativos. ¿Por qué? Porque pretenden
ser parte de esta oleada atosigante de la marca Perú, de la reivindicación de
lo cholo y tantos otros bárbaros “superpatrioterismos gastronómicos, botánicos
o agropecuarios”, como dice Julio Cortázar en su libro “Un tal Lucas”.
No
hay entrevista televisiva o radial en la cual estos personajes, que pertenecen
al mundo del espectáculo, o sea, al mundo de la hipocresía, no se despachen a
su gusto exaltando su “peruanidad” llamándose “cholo”. No faltará aquel que se
presente en tales entrevistas vistiendo un polo negro con la palabra “cholo”
inscrito en él.
No
tendría nada de malo calificarse así. Pero tal calificación debe ser sincera y
no una mera impostura para estar a tono con la moda patriotera de estos días.
Estoy casi seguro de que estos personajes afectados de “peruanidad” y “choledad”
se desdicen cuando nadan en la comodidad de su círculo más íntimo. Es ahí
cuando emplean el término “cholo”, ya no para describirse a sí mismos sino, más
bien, para designar al jardinero, al cobrador de combi o a todo aquel que posea
rasgos indios, o sea, peruanos.
¿Son,
acaso, los rasgos faciales de Mónica Chacón los rasgos de la chola peruana
(huelga la redundancia)?
No.
Si Mónica Chacón tuviera los verdaderos rasgos de una chola peruana, jamás
hubiera sido modelo, pues la élite de la belleza jamás se lo hubiera permitido.
Dejémonos
de gazmoñerías y patrañas. La sociedad todavía no acepta lo cholo. Es decir, en
su fuero más íntimo, en las conversaciones privadas, lejos de cámaras y
flashes, la sociedad todavía abomina de lo cholo, de lo serrano, de lo peruano.
A continuación, se muestra a algunas fieles representantes de lo cholo.
El
día en que estas dignas representantes de la chola peruana lleguen a las pasarelas,
no de Milán, pero al menos de Lima, podremos decir que lo cholo ha sido
aceptado. Esto configura una utopía (una utopía arcaica, como diría Vargas
Llosa) pues los cholos somos feos por antonomasia y los maricones de las élites
de belleza jamás nos aceptarán. (Digo “maricones” no para significar algún
detrimento en cuanto a la sexualidad de estas personas. Lo digo en el sentido
de cobardía y pusilanimidad).
Me
tomé la libertad de coger prestadas las anteriores fotografías de las páginas web de “amixers”.
Creo conveniente mencionar, además, que algunas de las muchachas retratadas
tuvieron la desdicha de ser mis enamoradas.
Claro x eso t decian paul martan x q t gustan las natachas ..
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