martes, 21 de enero de 2014

Hollywood - Charles Bukowski

Otro día, jodido. Con fiebre otro día más.

No tengo ganas de hacer nada. Solo quiero dormir. Para dormir profundamente debo leer. Los ojos se cansan y se consiguen formidables horas de sueño.

A diferencia de otras ocasiones, no necesito escoger delante de la pila de libros desordenados que he ido acumulando en estos últimos años de mi vida como un desquiciado. Sé qué libro quiero leer. Me lo acaba de regalar una persona que me quiere a pesar del desastre que sabe que soy. Me quiere a pesar de que no tengo un puto centavo. Alguien que te regala un libro como ese debe amarte u odiarte. No hay otra alternativa. Lo abro y no paro.

Cuatro de la tarde. No he dormido nada aún. El libro me tiene dentro de su historia. Bukowski es un maestro de la ironía. Es un viejo sabio. No es un sabelotodo. Es un tipo que se toma las cosas con calma, con sabia resignación.

Me voy a la cama con el libro. Estoy solamente en calzoncillos. Leo un capítulo más y decido dormir. Empiezo a soñar con lo que he leído. Al cabo de diez minutos abro los ojos y retomo la lectura. No puedo dormir. No es por la fiebre, que sigue ahí; es por el jodido libro: está condenadamente bueno. Voy a la sala y me tumbo en el sofá para continuar con la lectura.



Me he reído sonoramente un par de veces con el libro. Bukowski narra la historia de la realización de la película cuyo guión escribió: “Barfly”. Directores, actores, empresarios del cine, críticos, todos son examinados con aquel ojo recorrido y sensato del gran Bukowski, quien emplea a su alter ego Henri Chinaski para mostrarnos que el mundo no es más que un lugar habitado por idiotas, en el que hay idiotas ganadores e idiotas perdedores.  



¿Hace cuánto no leía un libro de más de 300 páginas en un día? No lo recuerdo. Tampoco importa.

He quedado convencido de que leer a Bukowski es como conversar con un tipo que tiene la respuesta justa para todo, el mejor consejo, la mejor enseñanza. Si no has tenido un papá, Bukowski podría suplirlo sin ningún problema. That's why I got the old barfly in my arm.

Estos son algunos de los personajes que pude identificar a pesar de sus nombres postizos:

Tom Pell: Sean Penn
Ramona: Madonna
Jack Bledsoe: Mickey Rourke
Francine Bowers: Faye Dunaway
Jon Pinchot: Barbet Schroeder
Jon-Luc Modard: Jean-Luc Godard
Lenny Fidelo: Frank Stallone
Lido Mamin: Idi Amin
Mack Derouac: Jack Kerouac
Francis Ford Lopalla: Francis Ford Coppola.

Aquí las frases que posiblemente repita cuando esté borracho en una próxima ocasión. Ojalá pueda recordarlas:

23
«El dinero es como el sexo-dije-, parece mucho más importante cuando no se tiene…»

39
«-Amor y Genio son dos de las palabras de las que más se abusa en la lengua-dije.»

40
«Jon-Luc no paraba de hablar. Hablaba de un modo enrevesado y dándoselas de Genio. Quizá fuera un Genio. No quería cabrearme por eso. Pero había tenido que aguantar Genios durante todos mis años de colegio: Sahkespeare, Tolstoi, Ibsen, G. B. Shaw, Chejov, todos esos lelos. Y peor aún, Mark Twain, Hawthorne, las hermanas Brontë, Dreiser, Sinclair Lewis, todos te caían encima como un bloque  de cemento y uno quería salir y huir, eran como padres tontos de remate, empeñados en seguir reglas y modales que acojonarían a un muerto.»

57
«Así que allí estaba yo, con más de 65 años, en busca de mi primera casa. Recordaba cómo mi padre había hipotecado prácticamente toda su vida para comprar una casa. Él me había dicho: -Mira, yo pagaré una casa durante toda mi vida y cuando me muera tú te quedarás con esa casa y entonces durante toda tu vida tú pagarás otra casa y cuando tú te mueras dejarás esas casas a tu hijo. Entonces serán dos casas. Luego tu hijo…
Todo el proceso me parecía terriblemente lento: casa a casa, muerte a muerte. Diez generaciones, diez casas. Luego bastaría una sola persona para perder todas esas casas en el juego, o para incendiarlas con una cerilla y echar a correr calle abajo con sus huevos en una cesta.»

82
«-Quizá escriba un guión malísimo.
-No lo harás. He leído todo lo que has escrito.
-Eso pertenece al pasado. En la profesión de escritor, hay más tíos acabados que cualquier otra cosa.»

93
«Mi idea acerca de todo este asunto era que la mayoría de la gente no era alcohólica, lo que pasa es que ellos creían que lo eran. Eso es algo que no puede hacerse tan deprisa. Le lleva a uno por lo menos veinte años convertirse en un auténtico alcohólico. Yo llevaba cuarenta y cinco y no me arrepentía de ninguno.»

111
«El guión iba bien. Escribir nunca me ha costado trabajo. Que yo recuerde, siempre ha sido así: buscar una emisora de música clásica en la radio, encender  un cigarrillo o un puro, abrir la botella. La máquina de escribir hacía el resto. Lo único que yo tenía que hacer era estar allí. Todo el proceso me permitía continuar cuando la vida en sí misma ofrecía muy poco, cuando la vida en sí misma era un espectáculo terrorífico. Siempre estaba la máquina de escribir para calmarme, para hablarme, para entretenerme, para salvarme el culo. Esencialmente era por eso por lo que escribía: para salvarme el culo, para salvarme del manicomio, de las calles, de mí mismo.
Una de mis antiguas novias me gritó:
-¡Bebes para escapar de la realidad!
-Por supuesto, querida-le contesté.»

117
«-Esa es tu respuesta a todo: beber.
-No, esa es mi respuesta a la nada.»


136
«-¿Sabes lo que dijo Lippy Leo Durocher?
-¿Quién ese ése?
-Un antiguo jugador de baloncesto. Dijo: “Prefiero tener suerte que ser bueno.”»

138
«Víctor volvió con una botella de vino en la mano.
-Tengo vino pero no abridor…
-Oh, Dios…-suspiré. Un bebedor aficionado.»

149
«Los abogados, los médicos y los fontaneros, ellos eran los que ganaban todo el dinero. ¿Los escritores? Los escritores se morían de hambre. Los escritores se suicidaban. Los escritores se volvían locos.»

177
«Cuando había carreras de caballos nunca recibía malas noticias porque no estaba en casa y nadie podía encontrarme.»

206
«Dios, pensé, ¿y qué pasa con el escritor? El escritor era la sangre y los huesos y el cerebro (o ausencia del mismo) en estas criaturas. El escritor hacía latir sus corazones, les daba palabras para hablar, los hacía vivir o morir, lo que quisiera. ¿Y dónde estaba el escritor? ¿Quién fotografiaba alguna vez al escritor? ¿Quién aplaudía? Aunque menos mal, ¡joder!, claro que menos mal: el escritor estaba donde debía estar: en algún rincón oscuro, observando.»

218
«Mi mejor libro es siempre el último que he escrito.»

222
«Musso’s llevaba allí desde 1919 y para él todo era un coñazo: nosotros y todos los demás que estábamos allí. Yo estaba de acuerdo.»

230
«La mejor parte de un escritor está sobre el papel. La otra parte es, normalmente, una idiotez.»

268
«El secreto reside siempre en la sencillez: para una verdad profunda, para hacer las cosas, para escribir, para pintar. La vida es profunda en su sencillez.»

294
«-¿Beber no es una enfermedad?
-Respirar es una enfermedad.
-¿No le parecen repugnantes los borrachos?
-Sí, la mayoría lo son. Al igual que la mayoría de los abstemios.»

310

«En cuanto a mí, mi mayor sueño en la vida era evitar el mayor número de gente posible. Cuanta menos gente veía, mejor me sentía.»

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