jueves, 12 de agosto de 2021

Un País Feliz. Una Presidente Transexual en el Perú - Capítulo 10 (Novela de Daniel Gutiérrez Híjar)

 

Aquí no suceden cosas

de mayor trascendencia que las rosas.

 

Carlos Pellicer – Recuerdos de Iza

 

María, dinos, ¿qué fenómenos paranormales has percibido en este parque?

¿Cómo dice?

¿Has visto fantasmas aquí?

No, ninguno. A veces vengo a dormir acá.

Corta, Efraín, corta. No, pues, María; ¿en qué hemos quedado? Se supone que tienes que decir que has visto al niño sin cabeza corriendo con su pelota por el pasto.

Ay, sí, qué tonta. Perdóneme.

Cuál perdóneme. Si la vuelves a cagar ya no te doy los trescientos soles que quedamos, ah. Ya sabes.

Discúlpame, pues, pero es que no grabamos desde hace un mes. Qué me voy a acordar de todo lo que me dijiste. Más bien, joven, repíteme todo lo que iba a decir porque después la voy a cagar, como me estás diciendo, y no me vas a dar mi platita.

Marco deja el micrófono sobre la banca en la que María está sentada, y le repite todo aquello que le había explicado hacía un mes.

¿Ya ves? Es muy fácil. Si quieres improvisa, pero la idea que tiene que quedar clara es que este parque está embrujado, sobre todo en las noches.

¿Qué es “improvisa”, joven?

Putamadre, inventa, María, inventa. Si quieres inventa, pero que quede claro que en este parque hay fantasmas, espíritus malignos.

Ya, joven, está bien. Pero primero deme mis trescientos soles; de repente se le olvida después.

***

El bus no va tan lleno. Se detiene en uno de sus paraderos. Las casas y edificios aledaños están más presentables que las casas que el bus dejó hace media hora en su recorrido. Uno puede ver que estamos en un distrito más pudiente.

En el paradero, sube una guapa mujer. Se ubica en uno de los pocos asientos libres. El bus reemprende su marcha y diez minutos después vuelve a detenerse. Otro paradero. Sube una anciana y, detrás de ella, casi empujándola -lo que enciende las protestas de los pasajeros que atestiguan el atropello-, sube un tipo que lleva en la mano una galonera de kerosene. Cuando los protestantes se percatan de la galonera y del encendedor que le cuelga de la otra mano, un grueso bloque de nervios cae sobre ellos, enmudeciéndolos. Nadie quiere meterse en el camino de un loco que está dispuesto a prender a alguien o a quemarse él mismo. Los pasajeros de los asientos delanteros abandonan rápidamente el bus. Otros, de reacciones más pasmosas, permanecen en sus sitios, congelados de miedo. Así también permanece la chica guapa que había abordado el bus hacía diez minutos. El tipo de la galonera se detiene delante de ella y sin perder tiempo destapa la galonera y le vierte el contenido a la chica. Mientras lo hace, dice atropelladamente: serás mía o de nadie. Cuando juzga que ya le ha derramado suficiente combustible, tira la galonera a un lado y le da vueltas a la ruedita de su encendedor.

Entonces, de uno de los asientos de atrás, surge otra guapa joven –esta muchísimo más resuelta que cualquiera de los ocupantes del bus- que se abalanza contra el tipo. Ambos caen al mugroso suelo del vehículo. El encendedor se ha desprendido de las manos del pirómano y se ha perdido debajo de los asientos. Afuera del bus, mientras tanto, la gente hace bulla. Algunos han llamado a la policía. Otros, con sus celulares, no pierden ningún detalle de los acontecimientos. Uno de los pasajeros que ha permanecido dentro del bus, se libera de su pasmo inicial, toma del brazo a la joven engasolinada y la conduce hacia la calle. Al mismo tiempo, la otra guapa joven –la heroína- muele el rostro del pirómano con una serie de certeros puñetazos.

Un par de policías panzones sube agitadamente al bus y pregunta qué chucha pasa. La guapa joven se desencarama del tipo, ya inerte, y les dice que ya no pasa nada, que todo está bien.

***

No hay manera de que nos podamos bajar al maricón ese. Está súper arriba en las encuestas. El huevón de nuestro candidato, por más que le he ideado los mejores comerciales que se me han ocurrido en mi puta vida, sigue jodido en las encuestas.

Bueno, no está jodido. Está segundo.

¿Quién es este idiota?

Es el nuevo practicante.

¿Cómo te llamas, pendejo?

Más respeto, señor. No crea que no me he enterado que por ser practicante no tengo derechos que deban ser respetados.

¿Alguien puede decirle a este pendejo que si no se calla le voy a partir la cara?

¿Por qué me quiere partir la cara, señor?

Porque nuestro candidato está jodido. Y tú me vienes a decir que está segundo.

Porque lo está, señor, nuestro candidato está segundo.

Pero diez puntos por debajo del cabro. Diez puntos. ¿Crees que eso es poco? Nuestro candidato estaría realmente último si hubiera candidatos de verdad, no como las bestias que se han presentado. Cualquiera con dos gramos de cerebro le gana a nuestro candidato. El huevón con las justas sabe hablar. No puede hilar una idea coherente sin que diga barrabasada y media antes.

Pero eso puede mejorarse, ¿no? Algún entrenamiento se le puede dar al candidato.

Vete, por favor. Lárgate. Quedas fuera del equipo.

Lo voy a denunciar, señor.

Denúnciame con quien quieras, pero lárgate de una vez.

***

La candidata fue prostituta y hay evidencias de que continuaría ejerciendo el más antiguo de los oficios. Hoy, una entrevista con el último de sus clientes.

¿Cuándo fue que se atendió con ella?

El mismo día en que ella se hizo famosa peleando con el hombre que iba a prenderle fuego a su mujer.

¿Cuánto le cobró?

Lo de siempre: ciento cincuenta soles la media hora; anal incluido.

¿Lo de siempre? ¿O sea que usted siempre se atendía con ella?

Claro, siempre. Me gustaba porque me besaba mientras yo me masturbaba. Solo así puedo botar mi leche. Si la cosa no es así, la leche nunca se me sale, y eso es desperdiciar mi plata. Ciento cincuenta soles no se deben tirar al agua así no más. Gastar esa cantidad con una puta es tirar agua al wáter, pero si te consigues una puta que te complace en todo, es como tirar agua al wáter, sí, pero primero te has limpiado el culo con esos billetes, o sea, esa plata te ha servido para algo, y tú quedas agradecido por eso. 

Pero ¿desde cuándo se atiende con la candidata que quiere ser presidenta de este país? O, mejor dicho, presidente, si nos atenemos a que su sexo no ha cambiado; ella sigue teniendo un pene entre las piernas.

Para mí, es una mujer por sus cuatro costados. Tiene el cuerpo de mujer, un hermoso rostro de mujer, piensa como mujer, siente como mujer. Eso la convierte en mujer; para mí, al menos, como digo.

Sí, está bien, respetamos su punto de vista, pero dígame, responda a mi pregunta, ¿desde cuándo se atiende con la candidata?

Ya te dije, pues, me atendí con ella ese día del incidente con el pata que quería prender a su mujer, o sea, hace un año más o menos.

No, yo le estoy preguntando desde cuándo la conoce, no cuándo fue la última vez que estuvo con ella.

Ah, ya, habla claro, pues. A ella la conozco desde hace dos años.

Dos años. ¿Está seguro?

Más o menos. Puta, ni que fuera mi mujer. Yo, viudo como soy, tengo que estar con diferentes putas; ¿acaso cree que ella es mi única puta?

Bueno, entonces, dos años conoce a quien ahora es candidata a la presidencia de este país; pero, dígame, la conoce como prostituta únicamente, ¿cierto?

¿Y como qué más la puedo conocer? Yo no intimo más allá con las putas; luego te empiezan a contar cosas estúpidas de su vida: que no tienen leche para los niños, que el marido es un huevón que se largó de la casa hace años, o que el marido vive con ellas, pero es tan cojudo que no se dan cuenta que otros huevones se culean a su mujer de lunes a domingo.

Muy bien, señor, pero le agradeceré que no sea tan procaz en sus declaraciones.

Tan ¿qué?

Procaz, señor; lisuriento.

Entonces no me pregunte estupideces, pues.

Para cerrar esta entrevista, dígame, ¿votará usted por la candidata a quien solo conoce como prostituta desde hace dos años?

El día que una puta gobierne este país, nos vamos todos a la mierda.

Muchas gracias por su tiempo, señor.

Muchas gracias por habérmelo quitado, joven.

***

¿Qué haces?

Me largo, dice, alborotando los cajones de su escritorio. Los papeles vuelan por los aires y los bolígrafos están desperdigados en el piso. Tú también deberías hacer lo mismo.

No es tan grave. ¿Crees que en pleno siglo veintiuno te va a mandar matar o a perseguir? Esas cosas ya no se ven.

No sé en qué mundo vives. ¿No has visto las noticias? La huevona acaba de volarle la cabeza al enano analfabeto en pleno Palacio de Gobierno. Esa mierda ahora tiene licencia para matar, carajo. Yo me largo.

¿Qué? ¿En serio?

Busca en tu celular y mira la noticia.

Puta, es en serio.

Yo me quito. A partir de ahora, te olvidas de mí. No me conoces. Chau.

No hay comentarios:

Publicar un comentario