Es lógica y concebible la cola de protestas, insidias y maledicencias que se originan cuando una persona que sirve al país no reconoce sus desacatos.
El teniente general Arturo Dávila Vega, Jefe del Estado Mayor de la PNP, ha renunciado debido a las desavenencias que tiene con el manejo del caso del general Hidalgo.
Como se recuerda, el general Hidalgo fue sorprendio -y grabado- saliendo del hotel Helíxir con una mujer que no era precisamente su esposa. Por si eso fuera poco, este general utilizó también un vehículo estatal para movilizarse clandestinamente y satisfacer sus deliquios extramaritales.
El día 9 de abril, una junta integrada por los policías Dávila, Walter Rivera y Luis Muguruza sugirieron que el general Hidalgo sea retirado de la PNP. El día 12 de abril, el Tribunal Militar pasó a ocuparse del caso lo cual se leyó como un "salvavidas" para Hidalgo.
No harían falta tantas investigaciones, enredos y galimatías si el general Hidalgo hiciese honor a su apellido y, con hidalguía, se retirase de la organización policial, pues con tan flagrante prueba, las excusas salen sobrando y mellan el prestigio de la persona encausada y, dolorosamente, la respetabilidad de la policía.
Hasta pronto
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