En la sección Plaza de Armas del diario Perú 21 se cuenta que la hija mayor del actual presidente de la república Alan García, Carla García, se ha quejado de la pésima redacción gramatical de los congresistas que son usuarios del Twitter. Ha dicho que estos infractores de la gramática española "tienen gramática de ebrios". Sin embargo, asegura que hasta el momento no ha encontrado algún tipo de error gramatical entre los compañeros apristas. Yo le aconsejaría que busque bien porque seguramente encontrará más de un horror.
Pero el diario Perú 21 también tiene entre sus redactores a muchos ebrios gramaticales. Basta revisar la página 2 de la edición de hoy, en el acápite titulado "Delete", en donde el redactor escribe lo siguiente: "Aun cuando Giannotti reiteró ayer, ante la jueza, su denuncia sobre el borrado de los archivos que implicarían a Jorge Del Castillo y a Hernán Garrido Lecca, no precisó si eran de audio, correos, etc. Además, afirmó que desconoce el contenido de los mismos...".
El libro "El Habla Culta" de Martha Hildebrandt en el artículo titulado "El Mismo", da cuenta del uso anafórico que se hace del adjetivo mismo. Para citarla textualmente: "El adjetivo mismo, que expresa identidad, carece de las funciones del pronombre, que son la deíctica (señalar) y la anafórica (repetir).
Ejemplos de este mal uso, aparte del que he citado que cometió el redactor de Perú 21, dados por la doctora Hildebrandt son: "fue registrado el ómnibus y también los ocupantes del mismo" (en vez de "los ocupantes de él"); "la fecha es ilegible, pero es clara la firma debajo de la misma" (de ella).
Según el libro de la Dra. Hildebrandt, estos malos usos son "pretensiones de ser elegantes y explícitos, ya en 1973 fueron considerados por la Real Academia Española como abusivos, vulgares y mediocres".
Entonces, los redactores de los diarios tienen que aprender mejor las reglas gramaticales para que nosotros sus lectores no nos embrutezcamos en el camino. Ya tenemos suficiente con lo terrible que se expresa la gente que inunda las pantallas de televisión. Si uno desea empeorar el uso de su lenguaje, sólo tiene que encender la TV y dejarse llevar por espacio de unos minutos.
Quisiera escribir que si algún lector detecta un error en la forma en que me expreso, no dude en comunicármelo. Siempre se agradece aprender algo cada día, por más mínima y fugaz que sea la lección. Pero escribir eso sería presumir que tengo alguna lectoría. Sospecho que nadie me lee.
Hasta pronto.
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