Mujeres sagradas que yo asalto al volver de mi convenido destierro
Gritos de placer completamente explicables que se unen a la luna de las
noches de ignotas riquezas
Avaro
me lanzo hacia las irreprochables pieles que me han
escamoteado sus fulgores de liberación
Corro siempre
enloquecido
a surcar las nubecillas que se mueven con frescura
alzando mi frente e incrustando mi poder de catorce
días de duración
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