Ojos que no han de cruzarse nunca en cuerpos oscuros que van adelgazando
hasta colapsar
Noche que crece en lo profundo de tu alma mientras se pierden ríos de
dolor en madrugadas de recuerdos
En las honduras de la mina de mi silencio
hay pequeños valles que ansían reír
que aún no han sido alcanzados por las tinieblas de
las voladuras
No hay comentarios:
Publicar un comentario