jueves, 24 de marzo de 2011

El final y el principio

Una pareja de enamorados ha comido un par de hamburguesas y ha bebido un par de Pepsis bien heladas. La pareja está cerca de la casa de la mujer. Ella le dice a él que le acompañará hasta un lugar cercano a su paradero; así conversarán un poco más.

Llegan al lugar indicado: es un cerco bajo de concreto que flanquea un lado de una casa ubicada en una esquina. Se sientan sobre ese pequeño muro. Conversan. De pronto, la charla vira hacia un tema que ha venido rondando la mente de ella: separarse de él.

Ella le dice que necesita estar sola. Él le replica, conmovido, que está muy enamorado, que esa separación no se puede dar, que él necesita verla siempre.

-Eres muy bueno para mí. Yo no te merezco. Mi mamá siempre me dice que tarde o temprano te vas a dar cuenta de lo basura que soy. Tú eres un chico tierno. No merezco a alguien como tú. Conmigo sólo vas a sufrir. Te voy a hacer sufrir. Porque soy así: una loca de mierda. No vas a poder conmigo.

El chico miraba a la que estaba a punto de dejar de ser su chica. Por su mente, transcurrían de modo vertiginoso, todas las imágenes de ellos juntos, haciendo cosas, riendo, jugando, comiendo,…

Las lágrimas brotaron de los ojos de ella y, luego de algunas súplicas, de los de él también. Al parecer, ya no había marcha atrás. Ella había tomado esa decisión.

Como no era la primera vez que él había vertido lágrimas por ella por las mismas volubles razones con que ella se aparecía, decidió dar un paso al costado.

El chico le dijo a ella que siempre le guardaría un inmenso cariño por todos los momentos de felicidad -y de tristeza ¿por qué no?- que ella le había regalado. Además, él le agradecía profundamente, y esto ella no lo sabía, por las miles de enseñanzas que le había dejado. Ciertamente, de su relación con ella -sólo y únicamente con ella- ha aprendido mucho.

Se secó las lágrimas, sonrió y se despidió de ella con un cálido beso en la mejilla. En ella vería siempre a una gran amiga.

El chico dio media vuelta y se fue con rumbo al paradero del bus que lo llevaría a su casa.

Cada día se terminan 18,239 relaciones. Cada día, también, 24,567 relaciones amorosas germinan. Estos datos, obviamente, son cifras que el chico se ha inventado para sentirse un poquito mejor.

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