Honda preocupación me causa el hecho de que al candidato PPK le palpen el órgano genital (según lo que comentan, ese órgano posee dimensiones colosales) doquiera que va a hacer campaña proselitista.
Primero fue una señora que, sin ningún escrúpulo y con toda la paciencia del mundo, atenazó el miembro genital de PPK, en medio de una abigarrada multitud de rostros perplejos y sonrientes.
La osada señora fue luego llevada a las portadas de algunos diarios sensacionalistas de la capital. A través de su esporádica fama, dio detalles sobre la longitud, peso y reciedumbre del trajinado miembro genital de PPK.
Hace poco, esta vez un caballero fue el que “pesó”, con diestra y premeditada mano, la genitalidad del candidato presidencial. Aquel individuo, como las imágenes demuestran, comete el atrapamiento del falo cuasi presidencial preparando a la gente para que preste atención sobre la acción que iba a perpetrar. El tipo enseña la mano impúdica a las cámaras o, seguramente, a sus amigos y, con flemático pero certero movimiento, estruja al miembro postulante. Es tal el apretón, que las cámaras permiten ver, al asombrado espectador, cómo se marca el cilíndrico colgajo a través de la fina tela del trajinado y manido candidato.
Mi preocupación es honda porque la gente ha descubierto que, para obtener unos segundos de fama y salir retratados en los pasquines populares, la mejor manera de lograrlo es apretujar los cojones del candidato PPK.
Dudo mucho de que estos “levantes” sean orquestados por los asesores de prensa e imagen del candidato. No concibo que en cabezas de gente profesional nazcan ideas de esa baja estofa. Creo que todo este festival de manoseos al paso ha surgido de las mentes inficionadas de algunos espontáneos.
No sé si aquellas “muestras de afecto” hacia PPK aumenten o disminuyan las intenciones de voto hacia su candidatura. Lo que sí sé es que ya es de mal gusto lo que se viene perpetrando en contra de PPK. Puede parecer un hecho risueño y anecdótico la primera vez; pero que ello se convierta en una especie de tocamiento serial ya habla muy mal de la clase de ciudadanos que somos. Al margen de la risa que pueda provocar, es una falta de respeto violar la intimidad de una persona de esa manera.
Ojalá que hechos así no se repitan por el bien de la imagen del electorado peruano y por el bien de la genitalidad del señor PPK; por quien, dicho sea de paso, estoy evaluando votar.
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