Como tengo harto billete
Juego
con las conchas
No
me caso con ellas
No
Señor
Mucho menos con las pellejas y disformes cholas
Que
me exigen fidelidad
Cuando lo que me enseñó el pendejo de mi viejo
Fue
tomar hembras que venerasen
A
la Virgen de las Mercenarias
Bien
arrodilladas
Ante el poderoso báculo de mi altar
Llamo a las cholas a mi choza
Las voy a adoctrinar
Les
digo
De tal manera que a los nueve meses
El pater noster les ha colmado la panza
Pero aprovechamos el crepúsculo de fieltro
Para licuar las mentiras del pueblo
Y seguir haciendo camino al predicar
Mis cholos tocan sus arpas
Y cimbrean sus cuerpos ante cruces de madera
Que
huelen a la pezuña de satanás
Llevan un palo atravesado por la cola
Pero bailan como perros embravecidos
Se alborozan hundiendo sus trompas
En las
pailas de basura que caen de mi mesa
Mis cholos
En
vano
Rompen
sus cadenas
Porque sus debilidades y alienaciones
Siempre
los mantendrán
Engarzados
a mis tambores
Me previne de los embustes de los curas
Me bañé con agua de los pozos beatificados
Por
tanta leche de peregrino
Reconocí los patios que hervían de piojos y miserias
Por
donde pasearon mis hermanos
Oí
Pero
no escuché
Vi
Y
regresé
Ya lo decía mi abuelo
Purulento
y adolorido
Dos tetas jalan mejor que dos carretas
Me prendo de tus pelos berberiscos
Sin desarrugar mi desnudo ceño luterano
Me sientes ahíto de disfrute y diversión
Pero solo eres agua fría
Dormida
entre estas cuatro paredes rojas
Ni siquiera el vino que se expande por nuestros
cuerpos
Me
adormece los apetitos
De sacarte la conchatumadre
Reniego del apocamiento de las mujeres
De su
falta de alma
De su
falta de huevos
De su
incompetencia para el heroísmo
Reniego de sus ideologías de cosméticos
Trapeadores
Y
recién nacidos
¡Óyeme bien!
Los sábados se hicieron para mí
Mi
cerveza
Y mi
lujuria
Como judío
Soy
señor de los sábados
Y
también de los domingos
Como buen cristiano Ache de Pe
A los políticos nos gusta
Contar con jovencitos de pelo en pecho
Dispuestos a luchar
Por
nuestras grandes y justas causas
Nada grande se ha logrado
Sin que nuestros jovencitos reciban
Cinco o
seis balas en el orgulloso pecho
Porque nuestra fe reza
Que nuestras causas
Con la sangre de otros
Entran
A los actos bienintencionados
Opongo mi mala leche
A los abrazos de buen agüero
Opongo las verdades de aviesa oscuridad
La gangrena de mi alma
Siempre huele a deliciosa mermelada de limón
El tiempo corre y adelgaza
Suda minutos por sus poros universales
Los relojes perezosos alargan el tedio
Que nos
lleva a la muerte
Y el Diablo
Desnudo en el Edén
Confunde y extravía
A los cristianos
inocentes
Que en
pleno siglo XXI
Todavía se preguntan por el sentido de la vida
Asamblea de pelucas
Tiesas como estatuas de cera
Figuras inmóviles que cobran
Luciendo sonrisas sin
dientes
En lo alto
de tacos sonoros
A cambio de cariños
ecuménicos
Le rezan a la Sarita
Porque no es tan cruel como el Dios Omnipotente
El susurro de los ríos atrae a los traicionados
La vida se les complica en un nudo de trámites y firmas
La tinta nos tiene atados
Somos hombres de papel
¡Niños
Desconfíen de los ríos
Desconfíen de todo lo que corre!
Monólogos incomprensibles
Se te salen de la garganta
Piedras de terracota
Bailan sobre la mesa
Con ritmos
aligerados de blasfemias
Cuerdas frescas chirriando
En tus bisagras suspendidas y desorientadas
¿Son de papel tus disculpas?
La breve transferencia espiritual de un borracho
Que se mezcla con la fila de hembras viciosas
Cómica y desmedidamente
Progresa
En
aceleración constante
Hacia la impudicia de la vejez
No hay miradas
No hay olores
No hay motivos
Solo un rico cinismo histérico
Cuando bebo
Nunca me emborracho
Ahí tienes tema
Para tus lecciones
de moralidad
Pero cuando me emborracho
Me
reagrupo
Porque en situaciones peligrosas
Los mejores siempre
estamos juntos
Los soberbios nos inculparán
Y los locos nos matarán
Señor
Lléname de amor
Para liquidar a esta sarta de resentidos
El diablo entró sin golpear
Atravesó los olores de tus encendidos perfumes
Nos sopló la indolencia de su mala suerte
Y la enfermedad
La vejez
Y
el incienso de benjuí
Anidaron en tus dedos encrespados
En mi varonía sin motivo ni beneficio
Para lograr la tan ansiada igualdad
Entre hombres y hombres
Entre hombres y mujeres y
Entre mujeres y mujeres
Debemos alcanzar la categoría esencial de
Hijos
de perra
Di lo que pude
O sea
Lo di todo
Mis buenas intenciones
No te
bastan
Fue Dios quien
Con firmeza
Me condujo
hasta el prostíbulo
Y me dijo que en esta casa
No se puede hacer nada
Todo está acabado
Todo es asqueroso
¡Silencio!
Mejor fumémonos un cigarro
Nacemos sucios
Y cuando pasamos a los brazos de mamá y papá
Se nos multiplica la
inmundicia
Y la
pestilencia es insoportable
Somos rencorosos
En bocas austeras
Y la indecisión del silencio prolongado
De nuestras
vidas tan breves
Termina
por aburrirnos
Por
cansarnos
¿Mamita
Ya es hora de mi leche?
Porque eres virgen
Te repudio
Te encuentro sucia
Toda embarrada de padrenuestros
y avemarías
Cuando llego eufórico y babeante a casa
Solo encuentro a Dios
en mi cama
Con esa
blancura refulgente
Digna
de exitoso detergente
Amo la crueldad y la juerga
Odio verte viva y lúcida
Ya regreso
Voy a matarme un ratito
Padre e hijo
Enfrentados ante un
vaso de cerveza
La ternura nunca asomó su rostro amariconado
La espuma formaba olas que acentuaban los reproches
¿Por qué me saliste cabro?
Pero los muertos generalmente callan
Aunque suelen ser
dúctiles y serviles
Por eso
Padre
Nunca bebas
con tu hijo
Hijo
Nunca chupes con tu padre
Sin hombres
Arrinconada por la vejez
Mi mamita teje con la mirada caída
Ningún hombre le ofreció ternura
Apenas un manojo de monedas
Que se diluyó en velas y más pobreza
Preguntas
Pagas
Y te llevas a mi mujer
Seguro de que el acto
Será una gran
combinación
De
jactancia y generosidad
Las huidas de tu locura
Encaminadas en zapatos de taco aguja
Que hincan las destiladas aceras
De
los bordes de la plaza
Tus ojos adormecidos de recuerdos
Inconexos
de licor
Nos habíamos sentado a una mesa
Ofreciéndonos saliva
Amor
Y
consuelo
Sin saber que al amanecer
Nos negaríamos dos veces
Descubro al humo de tu marihuana
Alargándose y trepando hacia la Luna
Convenciéndome de que mis viejos
Renunciaron a sus sueños en playas blancas
Por mi bienestar estampado en un cartoncito barato
Fueron idiotas desde el principio
Dame fe en la inmortalidad
Dame inmortalidad
¿Cómo olvidar el inconfundible sabor de tus entrañas?
En la puerta del pan
Se queman los rostros
ilusionados
Cuando un cero cinco en el final
Te enfrenta con un vacío de catorce pisos
Encontraste el debido soporte espiritual
En la firmeza técnica
del revólver
Tu cuerpo
Hecho de cubos negros y
conos marrones
Es surcado por coleópteros que se deshacen
En
mitad del vuelo
Prefiero jugar a esa dinámica
Que
consiste en creer
Que nunca nacimos
Nunca te
saludé
Nunca me aceptaste el cuarto de pollo
Prefiero creer que Francisco Pizarro se
murió
A los dos días de llegar al Perú
Le das trescientos a tu mamá
Trescientos a tu papá
Trescientos a tu abuela
Dejas cinco en la iglesia
Cinco en las manos de las paisanas
Cinco de propina por un chaufa de diez
Tu generosidad
Es otra forma de
ventilar
Tu Arrogancia
Bajo mi espalda
Se encabrita el recuerdo de nuestra noche
Tus gotas cayendo por mis costillas
Nuestras caras
En secreto
Escondiendo
el regocijo
De
las piedras y las espinas
Que lastimaban nuestros pies
Mi mundo se perdía en tu pasado
Lo aplastaste sin piedad
Con esa fuerza tuya y única
Que derrochabas como el
dinero mío
Cuando pienso en ti
No pienso en ti
Pienso en los años de cachetadas
Gritos
Y portazos
Cuando pienso en ti
En realidad
Pienso en mí
Pecado inútil
Deseo grosero
Conócete a ti mismo
Para que puedas morirte
en paz
Todo en ti
Se mueve hacia arriba
Todo en ti
Quiere crecer
Tus lúcidos nervios
Motivaron el cansancio
De mis temores y remordimientos
Tus ronquidos
Brincaban irregulares y negruzcos
Como sapos sin huesos
En medio del patio de agua intermitente
La noche nos regaló su límite oscuro
Nos ató
Con un nudo de calor
A lo desconocido
Nos igualó la noche del sábado
Con la
mañana del lunes
Fue una noche que nos llevamos al amanecer
Nací
Pero estoy muerto
Coincido en la nada
Soy como cáscara de huevo
Sin
huevos
Muero rodeado de botellas vacías
Y el aciago calor de este enero
Me enfurece el único décimo que me queda de poesía
Un grupo de científicos peruanos determinó
Con cartesiana exactitud
Que la felicidad dura
Lo que el vuelo de una mosca gorda
En una
mañana de verano
Te quedaste sin nombre en el mundo
En plena crisis
Buscaste la soledad y
un destino
Pero encontraste oscuridad y acentos de profecía
Dicen de ti
Que lo peor de tu vida
Es que fue demasiado
buena
Con íntimo frenesí
Desprecio las confidencias de los amigos
¿Siempre tengo que humillarme ante el reloj?
Me arrastro y saludo con una sonrisa torcida
Avanzo doblado
Para que resbalen por la espalda
Las curiosidades y murmuraciones de un mundo
Que
puntual y diariamente exige
Ocho horas de mi vida
La copa se estiraba durante la noche
Los fracasados se movían por el recinto
Como esperanzas sin intuiciones
Las manos envejecidas
Las camisas sucias
El vello de las narices como lenguas
Que tanteaban las muertes rabiosas
En esa noche sin héroe
El cura de mi barrio
Describía lluvias de fuego
Y amenazaba con
estatuas de sal
El sacristán me dijo un día
Para qué ir a la iglesia si hay un chongo a la vuelta
¿Para qué te vas a casar
Hermano
Si con cincuenta soles te alquilas una buena mujer?
