En junio saldrá al mercado mi primer libro de relatos. No creo llegar a tener el éxito que coloque mi pequeño opúsculo en los semáforos de las principales avenidas. Muy poca gente me leerá. Es un libro de relatos que, si lo llegan a leer las personas que están más o menos retratadas en ella, me hará el blanco de muchos odios totalmente fundados y justificados.
En junio sustentaré la tan postergada tesis que ha venido abrumando mi mente en estos últimos dos años. Muy poca gente asistirá a la sala de grados de la Universidad. Espero sinceramente que no asista nadie. No diré gran novedad y seguramente nadie aprenderá nada de lo que diga.
En junio continuaré escribiendo en este blog porque, de no escribir, podría volverme loco. Más loco de lo que ya estoy.
En junio seguiré escribiendo, a pasos lentos y cuando mi escurridizo numen me ilumine, mi primera novela. Es una novela que, si llega a ver la luz de las librerías, me granjeará más de una acérrima enemistad. Es una novela en la que revelo muchos secretos que una persona cuerda no debería revelar. Es una novela en la que el alter ego de alguna gente queda mal, pero mi alter ego queda peor.
En junio, espero estar trabajando en una empresa minera. Espero ganar alguna experiencia y algo de dinero para aportar en la economía de mi hogar.
En junio puede ocurrir algunas de las cosas -o todas ellas- que he mencionado. Quizá, lo más seguro es que nada de eso ocurra porque me conozco lo suficiente como para saberme vago, flojo y muy iluso. Si me pagaran por soñar, ya sería millonario.
Hasta pronto.
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