Morfeo duerme en una carta que ya no es testamento
que se ha retirado en dulce melancolía y ahora es
retrato de un corazón ilusionado
Tal vez termine el trabajo que un español me impuso
pero su látigo no eclipsará mi canto que es fosca
amenaza de un evangelio que fue gritado por miles de peruanos en un mundo que
la sigue pegando de corralón de negros
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