viernes, 22 de diciembre de 2023

NOVELA PERUANA - EL CONQUISTADOR DE RISSO de Daniel Gutiérrez Híjar - Capítulo 17 de 17

 


¿Sabes cocinar?

 

El gusto está hecho de mil repulsiones.

Paul Valéry

 

Tania llevaba encima solamente un largo polo viejo. Iba a cocinar. Dejó entrar a Luis y le ofreció asiento en el sofá de espera. Eran las once de la mañana. Sus chicas llegarían en cuatro horas más. 

Voy a hacer un lomito de pollo, dijo Tania. ¿Te gustaría almorzar conmigo? En media hora, lo tengo listo.

A Luis le sorprendió verla tan tranquila, como si no le hubieran matado al marido que tanto decía amar.

Una tiene que pasar la página, pues. En este negocio, no conviene estar asustada o apenada; primero, porque te cagas y no haces nada y, segundo, porque te vas a la mierda. En un ratito, te ganan la plaza, te roban las chicas, o ellas te pierden el respeto, y terminas quebrada. He visto muchos casos, créeme.

Luis la ayudaba como podía; le pasaba el ajo, la sal, el cucharón con el que revolvía el pollo en la sartén.

Cocinar me distrae. Aunque varias veces salía a comer con el gordo. ¿Sabes cocinar?

No, nada, dijo Luis.

Tania mezclaba la cebolla con el pollo, en tanto que el arroz se hacía en una olla aparte.

En pocos minutos, hubo dos platos calentitos sobre el tablero de la cocina. En la sartén, aún quedaba lomo para una persona más. El aroma del arroz era insuperable.  

A veces, alguna de mis chicas viene sin almorzar y le dejo tomar lo que haya sobrado de mi almuerzo, dijo Tania sin que Luis le hubiese preguntado nada.

Claro, claro, dijo él.

Se sentaron a la mesa.

Hay chela, Coca. ¿Qué quieres?

Coca.

Tania fue a la refri. Luis le miró el culo; Tania no llevaba calzón debajo del polo.

¿Cómo sabes que Sánchez está muerto?, le dijo cuando dejó la Coca Cola encima de la mesa.  

Tania permaneció en silencio. Se concentró en su plato de comida. Apuró un largo sorbo de agua. Lo suyo no era la Coca.

Tania, ¿me vas a responder? ¿Cómo sabes que Sánchez está muerto?

Ella continuó con los ojos sobrevolando los pedazos de pollo y papas fritas.

¡Tania!, gritó Luis, Le cogió fuerte el brazo. ¡Carajo, mi vida depende de lo que me digas! ¡No puedo hacer nada si no sé qué le pasó a Sánchez! Mi familia depende de lo que me digas. Dime, vamos, dime; ¿qué le pasó a Sánchez? ¿De verdad está muerto? ¿Has visto el cuerpo? ¿Cómo sabes que está muerto?

No está muerto, huevón, ¿ya? ¿Contento? El imbécil se ha fugado y se ha largado con su puta; con Fátima. ¿Estás feliz?

Luis quedó perplejo. Varias preguntas le acribillaron la cabeza: ¿Qué? ¿Así de fácil quedaba yo al frente de un muy buen negocio? ¿Sánchez, con tanta experiencia, renunciaba de buenas a primeras a tanta plata?

¿Cómo sabes que se ha escapado con Fátima y no está muerto?, dijo Luis, dudando ya hasta de su propio nombre.

A ti qué chucha te importa, cojudo, zanjó Tania.

La paciencia de Luis se diluyó; tiró su plato al suelo. La botella de la gaseosa cayó sobre la mesa y rodó al piso, haciéndose añicos. Ya te dije que necesito saber la verdad por mi tranquilidad, carajo. Si mataron a Sánchez, yo puedo ser el siguiente; mi puta familia puede ser la siguiente.

Tocaron dos veces el timbre. El segundo toque fue más largo y brutal que el primero. Luis sintió miedo. Tania, también. A pesar de ello, ella se encaminó hacia la puerta no sin ciertos escrúpulos. Puso el ojo en la mirilla. Putamadre, exclamó tras ver de quién se trataba.

Vete, le dijo a Luis, vete rápido.

¿Adónde me voy a ir si estoy aquí? ¿Qué pasa?

Después te digo. Ven sígueme, le ordenó Tania y lo tomó del brazo. Lo condujo a uno de los cuartos donde atendían sus chicas. No salgas de aquí, por favor. Si sales, la cagas. Y no respondo por lo que te pase, ¿ok?

Cagado de miedo, la piel fría como la de un lagarto, Luis asintió. Desde ese lugar, oyó abrirse la puerta del departamento, una voz diciendo ¿dónde está?, unos pasos apurados acercándose al cuarto donde temblaba de pavor, el rastrillar de un arma, la misma voz, esta vez más fuerte, diciendo: ahorita te mueres, maricón.

 

 

Fin


2 comentarios:

  1. Se necesita una segunda parte, es una necesidad imperiosa

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  2. Gracias por ser un guía confiable en el vasto mar de contenido.

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