Me resolví a luchar.
Había hallado un fulgor en lontananza, una meta.
Contemplé tus campos dormidos, tus montañas, tu capital incendiada, tu figura
envuelta en sombras nocturnas.
Pero no fui capaz de vislumbrar tus alambradas lancinantes y tus almenas
erizadas de ametralladoras, todas apuntándome a la cabeza.
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