El amor corre por el arroyo.
Despedaza los cementerios de flores que descansan injustamente a sus
lados.
Un mundo de luces cae tibio y rompe con sus rosas el agua áurea que
protege con sus brazos al amor.
Los árboles en huesos coronan con guirnaldas los esfuerzos de un amor
que Dios ha perfumado con su gracia de oro enamorado.
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