Solitarios cuadros románticos languidecen en el penumbroso barco surto
desde hace siglos en un puerto abrumado de álamos encorvados.
Cántame desde tus alturas.
Sóplame las velas enjaezadas en tu honor.
Dime en qué mar los vientos blancos volverán a brillar en la aurora de
mi vida.
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