Y a aquellos que te llenaron de autos, perlas, departamentos y viajes los
llevaron al hospital o se les practicó de urgencia una cura momentánea.
Y a mí, que te colmé de besos, caricias, pollos a la brasa y alguno que
otro peso, me olvidaron en medio de una las calles más peligrosas de la ciudad,
solo y cariacontecido, jugueteando en el bolsillo con las monedas que no tengo
para el pasaje de regreso a casa.
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