Garganta de plata, canta en la sombra errante que llevo arrastrada de
los hombros.
Canta no importa melancólica, que tu poesía es ruiseñor en guirnalda.
Nostalgia constelada de noches de julio, llora tu blanco dolor sobre mi
cadáver henchido.
Deja que tus hojas me cubran con su lírico dolor.
Voz doliente, abre tus ojos negros y dedícame una última mirada al
terminar el postrer verso de tu dulce sonata.
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