sábado, 25 de septiembre de 2010

Mi amiga Pamela

No comprendo cómo, a pesar de que yo me dinamito constantemente en esta página al confesar mis vicios, mis fobias o mis convicciones, todavía queda gente que me quiere, o al menos, dice quererme.

Tal es el caso de Pamela. Hace poco escribí que frecuento a una prostituta cuando deseo satisfacer mis urgencias sexuales de un modo festinado y sin falsas y estúpidas promesas de amor de por medio. Pamela leyó este artículo y, en lugar de odiarme como era de suponer, me ha confesado que me ama aún más.

Luego de que Pamela se enterase, también a través de mi blog, de que últimamente no deseaba tener ningún tipo de relación sexual con mujer alguna que no fuera Claudia porque su recuerdo se anteponía e interponía a toda mujer, Pamela me dejó en claro, de modo cordial y cariñoso (como correspondía a la dama que es), que no quería verme.

Al cabo de dos semanas recibí un correo de ella. Lo abrí. Vi que no sólo me lo enviaba a mí sino a otras tres o cuatro personas más. El correo era totalmente impersonal. Le hacía propaganda a una página para conocer amigos y amigas.

Me planteé algunas hipótesis:

1. Pamela ha enviado ese correo a una determinada lista de amigos y, sin darse cuenta, mi dirección figuraba en esa lista. Por tanto, recibí el correo sin la menor intención de Pamela de enviármelo y retomar el contacto conmigo.
2. Pamela ha abierto un correo conteniendo aquella información propagandística que al final resultó siendo un virus el cual se envió automáticamente a su lista de amigos.

Como puede colegir el avisado lector, ninguna de mis hipótesis alberga la posibilidad de que Pamela haya tenido la expresa intención de enviarme un correo.

Yo, que ya la extrañaba en mi vida, me aproveché de la situación y le escribí un mensaje de texto en el que le agradecía el haberme mandado el link para enlazarme a una página de búsqueda de amigos. Le escribí que me conmovía el hecho de saber que se preocupaba por llenar mi vida de amigos pues ella no se caracteriza por la abundancia de aquellos.

Mi intención era retomar el contacto con mi querida amiga Pamela. Yo he releído las cosas que he escrito sobre ella y veo, para mi alivio, que jamás me he expresado mal de ella, que en todas mis publicaciones me he felicitado por haber conocido a una persona tan noble, buena y apasionada como ella, que no me explicaba cómo alguien de tan nobles sentimientos como ella me albergaba y daba refugio en su vida.

Pamela me respondió con otro mensaje de texto. Me decía que no me había escrito ningún correo y que había leído mi historia del Hombre Tacaño y que le había gustado mi sinceridad. Además, me escribía “cone”, diminutivo del diminutivo “conejito”.

Extrañado por eso le escribí otro mensaje de texto: ¿Por qué me escribes “cone” si ya te has enterado que soy una basura de persona?

Pamela me respondió que yo no era una basura y que siempre me va a amar. “Mi gran pecado es amarte, conejito”.

Embargado por la arrechura que me invade cuando paso los días en el km 122 de la vía férrea de Machupicchu, en la obra tunelera de ampliación de la central hidroeléctrica de esa localidad, le pedí si aceptaba irse a la cama conmigo cuando yo regresara a Lima. Eso sí, sin idas a discotecas o ir a tomar tragos, sin cambios de planes a última hora. Sólo encontrarnos en el hotel y entregarnos a la pasión que está contenida en mí y, supongo, que también está contenida en ella.

Pamela, mi conejita, aceptó mi proposición para mi estupefacción.

No estoy enamorado de nadie. Ni siquiera de Claudia. He decidido que no necesito de una relación sentimental para sentirme acompañado. Disfruto mucho de mi soltería porque no me obligaba a tener que ver e idolatrar a una sola mujer o tener que preocuparme falsamente por ella. Estando solo puedo salir con quien quiera y disfrutar de momentos especiales para leer y escribir y, esporádicamente, trabajar.

La amistad que llevo con Pamela tendrá una vida perdurable pues no hay de por medio estúpidas concesiones amorosas o juramentos bobos de telenovela. Somos amigos que, ocasional o frecuentemente, se entregan a rendirle culto al sexo desbocado.

Desde ya espero con ansías el momento de volver a ver a Pamela.

Ojalá que no ocurra algo que me joda los planes.

1 comentario:

  1. Lector de este blogs “tu dirás de mi ¡esa chica es una arrastrada! ¡No tiene autoestima! ¿Cómo aguanta esas medias verdades? ¡Debe de estar loca!, pero sabes a mi me importa un ¡carajo! nada de eso es cierto; solo yo se porque amo aun a ese loco del carajo. Así me case de nuevo o acepte a uno de mis amigos como enamorado (cosa que no hago porque no me interesan para eso, solo para bailar y reír) Daniel siempre será el amor de mi vida, siempre estaré ahí cuando el me necesite para abrazarlo y amarlo de la manera que a mi me gusta hacerlo (ojo ¡la manera que yo quiero! con las poses mas macanudas del libro que el me regalo). Y cuando esto se acabe pues me iré “FELIZ” con un recuerdo hermoso, algo que contar en mis tertulias jajajaja. No me tengas pena querido lector ¡mírate tu primero! Y recuerda que esta Conejita no esta loca todo lo contrario ¡se lo que quiero!”
    Ahhh!! Conejito si pasa algo no hay problema ¡aprendí a esperar! Besos amor.

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