martes, 23 de septiembre de 2014

No más tetas ni culos

Tengo la cabeza despejada.

No la había tenido así en mucho tiempo.

Mi cabeza ya no es la de un macho.

Ya no pienso en tetas ni en culos.

No pienso en poses.

Alguien se ha encargado de quitar los afiches porno de las paredes de mi cerebro.

Sé quién es ese alguien.

Sería imposible no saberlo.

Tu preciosa sonrisa es todo lo que veo.

La veo en la calle: yendo al paradero, sin darme cuenta de los charcos de agua que piso y que mojan mis medias y facilitan la proliferación de hongos.

La veo en el bus: apretado y manoseado por decenas de zombies limeños quienes, como yo, se dirigen hacia sus prisiones de concreto.

La veo en el trabajo: en las dos únicas canciones que pongo una y otra vez (Mujer Noche y Adiós, amor) sin mostrar un ápice de aburrimiento.

¿Prometes que me regalarás más sonrisas tuyas? Las que me regalaste esa noche se me están acabando. ¿Prometes que me obsequiarás más de eso que Amado Nervo llamaba lo más inmaterial que hay en ti?

Con el cerebro emasculado, ya no puedo pergeñar las mañoserías con las que llenaba mi proyecto de novela. Ya no puedo escribir teta ni culo.


Solamente quiero seguir viendo más sonrisas tuyas, hasta que un camión me arrolle mientras cruzo la avenida 28 de julio.   

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