sábado, 5 de julio de 2014

Una puteada más

Como siempre, al final del partido, Nasri nos dio una puteada. Luego, cogió sus cosas y se fue, ofuscado por los tres goles que el equipo de PCO nos había incrustado.

El efecto de mi incipiente vicio por el cigarrillo se notó a los 8 minutos de iniciado el partido. Ya teníamos dos goles dentro y yo corría con las justas, pero procuraba demostrar que me esforzaba.

En la tribuna, vi a Perita, estaba cambiadito y listo para ingresar. Perita había dejado la empresa hacía cuatro años, cuando yo todavía no era parte de ella, y reingresó el año pasado. Su intención es aprovechar su estadía en Lima para iniciar una maestría. Pensé: ninguno de los jugadores dejará su puesto para que entre Perita. Hay mucho egoísmo y no hay nadie que juzgue el partido desde afuera y ordene los cambios, o sea, un DT. Perita es un buen pata y buen jugador de fulbito, merece entrar. Prepárate, Perita, el segundo tiempo es tuyo, pensé.

El tercer gol fue un puntazo desde la media cancha. Deyvis, el arquero, no pudo hacer nada. Tampoco pudo hacer nada en los dos primeros goles. Nasri, por adelantarse, había descuidado su carril, dejando agujeros por los que nos metieron esas dos primeras pepas.

A pesar de que eran sus propios descuidos, Nasri puteó al arquerito. Lo culpó por los dos goles. Hubieras salido, carajo, le gritaba. Le hubieras achicado el área. Deyvis, recordando sus lecciones de "feng shui", se calmó y evitó repartirle a Nasri su respectivo “estatequieto”.

Qué tal concha, susurró Deyvis. Encima que la caga, me putea.

El primer tiempo del partido Minas versus PCO terminaba 1 a 3. Dejé el campo y le dije a Perita que entre por mí. A la mitad del segundo, Quecher apareció nuevamente para anotar su segundo gol. Minas 2, PCO 3. Las apuestas en las tribunas se disparaban y a Nasri se le iban diluyendo sus ataques de señora histérica. Parecía que se daba cuenta de que sus gritos y lamentos, en lugar de aportar al equipo, lo disminuían.

Los últimos 8 minutos del encuentro fueron del dominio de Minas. Había toque y llegada trabajada al arco. PCO parecía desmoronarse ante la agresividad táctica del juego de los mineros cacaneros. Por supuesto que ante un tiro errado al arco, PCO contraatacaba, pero sus ya disminuidos delanteros se topaban con Manolitro. Cuando lograban burlarlo, Deyvis se imponía con pierna fuerte, sin miedo y sin asco.

A 2 minutos del final, Minas inicia una serie de toques cortos que terminan en el área chica del rival, el arquero desubicado y los defensas burlados. Nasri recibe el balón. Está solo frente al arco y la manda a la constelación de Orión. Era la oportunidad para empatar el partido. Nos jugamos la vida frente al actual líder de la tabla y Nasri enviaba el esférico al más allá. Pero nadie le increpa nada. Lo respetan. Temen que los hunda con más improperios dichos enfrente de todos, rivales y espectadores.


Ahora, dos días después del juego, el equipo anda de buen humor. Sabemos que debemos ganar los últimos tres partidos que nos quedan si queremos clasificar a octavos de final.

Centucho, el camarógrafo del equipo y practicante del área, se presta para generar la alegría en la oficina y, siempre que ve a sus compañeros agobiados por el trabajo, dice: Muchachos, ¿están listos para darme una cuatreada más?

1 comentario:

  1. Me parece muy locuaz e ilustra nuestro desempeño dentro del campo de juego, pero como que estamos frente a 3 grandes rivales en el presento de hoy y la sed de victoria y el peso de la camiseta de A.C Minas, nos obliga a ganar esos encuentros......

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