sábado, 29 de mayo de 2010

No a la dictadura amorosa

El señor Fernando Maestre ha escrito una magnífica columna el día de hoy en cuanto a su contenido. La columna se titula “Triángulo particular”.

A continuación transcribiré la sentencia con la que termina su columna y que resume lo que expone: “Por eso, hoy se habla de un amor de a tres: él, ella, y la “falta”, que es la aceptación de que no soy su ídolo, su tótem, ni su Dios. Y con eso tenemos bastante”.

Es más o menos lo que escribí en mi columna titulada mi chica ideal y que transcribo seguidamente: “Mi chica ideal debe llevarse bien con sus ex enamorados –en caso de que los haya tenido- y salir a menudo con ellos. Puede, si ella lo desea, tener intimidad con ellos. No soy celoso. Eso sí, debe protegerse al momento de que sus ex la vuelvan a poseer. Quiero morir joven pero no de alguna penosa enfermedad venérea”.

Lo que escribí revela que me acepto como un ser incompetente para cumplir plenamente las satisfacciones de una posible compañera sentimental. En general, nadie es la horma del zapato de alguna otra persona. Nadie es el dios de nadie y nadie debe aspirar a serlo. Lo contrario constituiría una actitud dictatorial y, en el subjetivo terreno amoroso, las dictaduras sólo acarrean desdichas, divorcios, penas, lágrimas, platos rotos y muerte.

Karina, la chica con la que salgo actualmente, me contó que hace un tiempo vivió en Italia. Allí conoció a un chico chileno del cual quedó perdidamente enamorada. Me dijo que con él no tuvo ninguna pelea y que durante el mes que duró su relación jamás huo siquiera un conato de bronca.

Al mes de haberlo conocido, una noticia remeció los cimientos y el futuro de Karina. Su madre estaba muy mal de salud y a punto de encontrarse con el Señor. Karina tuvo que abandonar Italia y la relación con Alex, el chileno, para regresar a Perú y estar al lado de su mamá.

Decidió quedarse en Perú para hacerle compañía a su papá. No se alejaría nunca de esta tierra a menos que se quedase sola en el mundo.

Sin embargo, siguió en comunicación con Alex a través del Messenger y correos electrónicos. En esos mensajes, él le decía que regresase a Italia, que él la mantendría para que no tuviese que preocuparse por nada. Ella le respondía que no podía hacer aquello; su deber natural como hija era estar al lado de su padre.

Alex le ha prometido a Karina visitar Perú en diciembre de este año y retomar la relación. Alex le ha pedido que considere la propuesta de estar a su lado. Alex le ha confiado la ilusión que tiene de establecerse en Perú y formar un pequeño negocio al lado de ella.

Todo esto me lo ha contado Karina porque yo no soy un tirano del amor que le exige exclusividad. Yo le he dicho: “Karina, cuando venga Alex yo no me voy a hacer problemas si decides permanecer con él. Es más, yo celebraría esa decisión porque, como ya te he dicho, yo no te convengo para tener algún tipo de relación seria. Yo no creo en esas huevadas. Creo en la libertad absoluta de la persona para estar con quien le dé la gana”.

Aquello se lo dije mientras hacía una pausa al succionarle con ternura las tetas que, como a mí me gustan, son muy grandes.

Desde que vivo bajo estas ideas liberales, muy propias del marqués de Sade, respiro más tranquilo, soy más tolerante y mucho más democrático.

Hasta pronto y mis saludos para Karina, con quien, sobre todo, vivo una gran amistad.

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