jueves, 29 de abril de 2010

Váyase al diablo, señor García

Muchas veces me ha ocurrido que:

-Un amigo me dice que está organizando una reunión. Yo le digo que iré, pero luego me doy cuenta de que la pasaría mejor leyendo un libro o durmiendo, así que no voy. Incumplo mi palabra.

-La chica de la discoteca me dice que me ama mucho. Yo, que sí la quiero y amo mucho pero no del modo en que ella desea, le digo le también, para evitar que se sienta no correspondida. Juego con mi palabra. Miento.

-Una amiga, con la que tuve una relación fuera de los límites de la amistad, me implora que no publique una novela que estoy escribiendo en la que cuento, casi fielmente, los pormenores de nuestra pasada relación. Me escribe en un email que no publique nada de eso porque destruiría su matrimonio. Yo le digo que no se preocupe. Que no lo haré. Que confíe en mí. Pero no es cierto. Sólo se lo escribo para tranquilizarla y no me odie. Otra vez, jugué con mi palabra. Le mentí.

Modestias de lado, en lo que respecta al trabajo, sí suelo cumplir y honrar mi palabra. Pues en el trabajo se me confía ejecutar algo y con ello no se puede jugar.

Al menos, soy descarnadamente sincero cuando escribo y confieso mis miedos o fobias. Esta cualidad no la tienen los políticos. Los políticos suelen hablar muy distinto de como hablan cuando se encuentran en ámbitos familiares o amicales, engolan la voz y usan frases que no les pertenecen, aparentando ser lo que no son.

Así es Alan García: embustero, cazurro, bribón, cínico.

Ayer declaró: "si creen que yo voy a estar tapando, capoteando, ¡vayan al diablo! yo prefiero al país, para eso me han puesto acá".

No, señor García, usted sí tapa y capotea. Usted dice y ordena que se investigue porque sabe que ya no hay pruebas que puedan inculparle a usted o sus "compinches". Usted y ellos se encargaron de obliterarlas debidamente. Usted está al tanto de todas las "cochinaditas" de sus compinches. Los tiene cogidos por donde más duele. Y ellos saben de las suyas. También lo tienen cogido por donde más sufre. O sea que deben protegerse mutuamente.

No, señor García, el país lo ha puesto ahí (en el sillon presidencial) porque no quiso poner a un oligofrénico peor que usted en ese lugar; me refiero a Ollanta Humala. Si por el Perú fuera usted debiera estar purgando cárcel por la matanza aberrante del Frontón y. si existese el delito que mencionaré a continuación, por haber sido un pésimo presidente de 1985 a 1990. Con el agravante de no reconocer: "Sí, fui un presidente de mierda en ese período". Y no diga ahora que usted ha cambiado. Nones. Todo sigue siendo igual. Gracias a los audios vemos y oímos que la podredumbre reina y campea en su gobierno con total impunidad.

Sí, señor García, usted Váyase al diablo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario